Hoy escribiré de un tema penoso para la industria, de una realidad palpable al menos en gran parte de la región, y es la manera en que muchos ven a la industria de la impresión flexográfica; es cierto que hace unos años la flexografía mas que una técnica era un proceso artesanal, en épocas donde se consolidaron algunos de los grandes impresores actuales de la región con nada mas que una máquina de segunda mano, donde los primeros operadores de estas eran empíricos y hacían su jornada y su experiencia a partir del ensayo y error, donde nadie podia predecir un resultado impreso con exactitud y donde las tecnologías aplicadas actualmente eran una utopía.
Pues bien, en esa época, (entre 30 y 35 años atras), el recurso mas valioso del que podía disponer una empresa de impresión flexográfica, era contar con operadores experimentados, dispuestos a meterse bajo las prensas a solucionar problemas mecánicos y operativos con nada mas que su astucia y conocimiento empírico, con paros interminables por fallas que nadie sabía exactamente que era y se aprendía a pie de máquina; con esto no quiero decir que uno de los recursos mas importantes sea el personal, pero hago la analogía, ya que los impresores de hoy en día aún siguen siendo formados en las propias empresas, pero ahora con otro enfoque, mucho más técnico que el de hace unos años, y con un soporte mas cercano del fabricante de la prensa y demás.
Lastimosamente, muchas de las malas costumbres que no han permitido que la flexografía sea considerada un proceso técnico-cientifico, y sea percibido por muchos como un proceso artesanal, son arrastrados desde los inicios de los impresores, ya que el celo de los impresores por compartir conocimiento se escuda en no perder el empleo, si bien es cierto que las prensas vienen con registro automático, prensada automática, administración de color, escaneado de 100% de banda impresa, detección automática de errores y otros aditamentos bastante útiles, los impresores de la segunda y tercera generación (20 - 10 años atrás) aprendices de los pioneros, omiten en muchos casos estas herramientas y continúan registrando con los elementos del empaque (ni siquiera con micropuntos), ajustando el color al "ojimetro" y dejando de registrar los datos de la prensa para futuras entradas a máquina, haciendo precisamente que la tecnología aplicada sea inutilizada para que su experiencia personal sea valorada y con la siempre común excusa que "no sirve" o "es mas demorado" utilizando las nuevas herramientas que como ellos lo han hecho siempre.
Y voy a ser claro, cuando una empresa invierte en tecnología, lo que espera es que sea utilizada, todos los días se desperdician miles de dólares por causa de los impresores artesanos, causando un mayor detrimento con el uso de su arraigada experiencia al no querer usar y entender la tecnología aplicada a la técnica de impresión, los días en que esto era su principal arma de trabajo ya pasaron, las empresas de impresión no necesitan "genios" impresores solitarios, necesitan personal con capacidad analítica y que comparta la información con todos los procesos mediante registros oficiales, sin temor a perder su empleo, ya que el avance tecnológico debe venir acompañado de un cambio de mentalidad en la operación diaria de la prensa.
Cuando los operadores de las prensas entiendan esto, dejaremos de ser un proceso de artistas o artesanos para convertirnos en un proceso técnico y científico.